Resulta que ayer volví de nuevo al gimnasio y he de decir que nada ha cambiado en el mundo de los cachudos*: Olor a sobaco, miradas sibilinas con futuros encuentros en las duchas, peleas de gallos para ver quién levanta más peso (en relación inversamente proporcional al tamaño de su polla (sí, he utilizado 'polla', viene en la RAE) ...todo sigue igual.
Por suerte, o por desgracia, el gimnasio es un caldo de cultivo continuo para un fotógrafo del pánico como yo. Ayer en concreto me fijé en uno de tantos especímenes que pueblan este cajón desastre de máquinas y sudor. Ella era una lolita de dieciséis años que no paraba de hablar con su iphone con su mejor (o peor) amiga. 'Tia, quiero ir al Zombie, pero papá me va a castigar si llego más tarde de las seis de la mañana'...'No, no puedo quedarme en tu casa, además en tu casa no puedo llevarme a mis ligues'...'Ya, me da igual, me pongo escote y un aprobado al menos saco'.
¿Conclusiones? La juventud de hoy en día -aquellos que van a darte de comer en un futuro no tan lejano - está abocada al desastre, al más inminente fracaso. Absorbidos por el agujero negro de la fiesta continua, los jóvenes - y no tan jóvenes - de hoy en día sólo (sí, con acento) piensan en dónde van a salir de fiesta, en qué se van a gastar el dinero de sus padres y cómo sobrevivir - con una resaca infernal - al día siguiente.
Pero bueno, no todo iba a ser malo, al menos el profesor - o profesora - pertinente de nuestra querida lolita, disfrutará con las vistas.
Siempre vuestro,
Claudio.
* Cachudo: Persona que se 'mata' en el gimnasio con el objetivo de parecer más fuerte, más atractivo o más apetecible para el género femenino (o masculino, ¡ojo!), cuando en realidad, acéptalo, vas a seguir siendo un perdedor.